domingo, 27 de junio de 2010

¡Hoy somos menos libres que ayer!





Quiero contar una de las tendencias que se dan últimamente en la política española, no se si os habréis dado cuenta pero últimamente la mejor forma que tienen los políticos de solucionar un problema es prohibiendo o sancionando una determinada actividad, sin importar el recorte de libertades ocasionado a los ciudadanos o buscar alternativas reales a su ilegalización-prohibición.

 Para ello voy a ilustrarlo con una serie de ejemplos

-Hace unos años fue el incendio de Guadalajara por un imprudencia derivada del uso de una barbacoa, ¿cual fue la solución del legislador? prohibir las barbacoas en verano. Mira que podrían establecer algún tipo de autorización o licencia aunque sea (con algún cursillo de por medio) para que se pudiera seguir realizando la misma actualidad pero con mayor control pues no.

-Cuando se dieron cuenta del problema del botellón, en lugar de intentar acordonar zonas o preguntarse porque los chavales prefieren irse a un parque a beber que a una discoteca en la que les roben , se limitaron a prohibir todo consumo de bebida alcohólica en la calle. Pero este concepto de calle también se extiende a parques, riberas del río o afueras de la ciudad donde realmente no se molesta a nadie y donde tienes que tener cuidado de que no venga uno de la secreta a sancionarte por violar tan sagrada norma

-Con las drogas pasa lo mismo en vez de proponer soluciones realistas para un problema tan serio como este, se prohíbe todo y adiós muy buenas, ya analizaré este asunto más adelante

-Otro ejemplo es que ahora se multa por fumar en la playa. Yo no soy partidario de que se fume en espacios cerrados , pero en un sitio abierto no veo ningún problema. Y si realmente se sanciona por ensuciar la playa (cosa que me parece bien) debería extenderse a todo aquel que ensuciara con independencia de con que lo haga.

-No tiene mucho que ver pero voy a contar una cosa que me ocurrió que refleja este descontento. En la biblioteca no se puede hablar por el móvil, (lógico y normal), sin embargo la extensión sin medida de esta norma provoca situaciones ridículas. El otro día me llamaron al móvil y hasta que no salí de la sala donde estudiaba la gente no conteste, ya en el hall de la biblioteca me voy a una esquina para hablar en voz baja y en no mas de 30 segundos y ya estaba la bibliotecaria de turno gritando que ahí no se podía hablar que si estaba prohibido que si tal, el caso es que cuando acabe de hablar 5 segundos después. Fui a hablar con la señora y me volvió a decir lo mismo, a lo que yo la replique que estábamos a mas de 2 puertas de los estudiantes y que ella con sus berridos molestaba más que 50 personas hablando por teléfono en voz alta y que la finalidad de la norma no es que se prohíba hablar por el móvil (fuera de las salas de estudiantes quiero recalcar) si no que exista cualquier tipo de ruido que pueda desconcentrar a los estudiantes, cosa que no paraba de hacer al increparme.


Estos son una serie de ejemplos de cómo actualmente hay una tendencia a prohibir por prohibir sin pararnos a pensar en el recorte de libertades que acarrea o si realmente esas medidas funcionan. Y es que prohibir es fácil y así te quitas un problema además ¿quien va a salir a la calle por que no le dejen hacer una barbacoa?



Hasta luego, noruego!!


"Quienes son capaces de renunciar a la libertad esencial a cambio de una pequeña seguridad transitoria, no son merecedores ni de la libertad ni de la seguridad"


Benjamin Franklin

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